sábado, 9 de enero de 2010

9. Salmo 2


Casi un año pasó desde el último post. En el medio hubo intentos frustrados. A veces no se está en sintonía y punto. Escribo esto desde el mismo lugar y en el mismo computador donde partí. El teclado está más gastado en especial la letra F. Mi hija está a punto de aprender a leer. Me habría preguntado sobre las palabras que empiezan con F. Feo, habría dicho. Fome, habría continuado.
¿Qué es fatalidad papá?
La mala suerte de tu abuela hija.
La mala suerte de mi madre comenzó cuando mi padre la dejó en Buenos Aires, 1975, con los pasajes comprados para irse a París. Autoexiliados. Mi padre había sido torturado por los milicos argentinos. Lo confundieron con montonero. Decidió irse solo.
Mi madre regresó conmigo a Antofagasta en 1977 y de ahí se cobijó bajo mi abuelo. Mi abuelo nos protegió. No quiso que mi madre trabajara y a mí me ubicó en el colegio más caro de Antofagasta. El problema –y como ya lo escribí en post anteriores- es que mi abuelo murió de cáncer en 1984. De ahí en adelante varias pellejerías económica, o más bien asumir que ya no éramos protegidos: la realidad misma.
Después de rodar por alrededor de 30 años en los caminos de la mala fortuna mi madre por fin encontró a Dios. Lo entiendo como el temor a la muerte. Tiene 62 años y algo deteriorada por la diabetes aunque mantiene el refrigerador con helados y dulces. Dice que el dulce la estabiliza. Imposible convencerla de lo contrario.
En el último tiempo hemos discutido por Dios. Mis pariente, todos evangélicos –de estas nuevas iglesias de nombres de manual de marketing como “Dios te llama” y cuyas reuniones parecen una clase de aeróbica-, la convencieron que Dios es el único camino y no hay más. Hace 30 años mi mamá pensó lo mismo del Mir. Mi padre era mirista y todavía lo es. El Mir es el único camino para un proyecto revolucionario en Chile.
Si no estás con los hermanos no existes. Si no crees en Dios, eres una criaturilla comparable a cualquier animal. Y claro andas como animal por el mundo satisfaciendo tus instintos. Es decir desde que se transformó en una hija de Dios, mi madre de un rato para otro condenó mi actual vida. No creo necesario describir la que mi madre llama "mi actual vida". Antes le era indiferente. En este escalón que subió –mi otros parientes andan varios peldaños para arriba cerca de la puerta de la eternidad y esas cosas- me miró hacia abajo. Yo no ando en el sótano mamá, le dije recalcando mamá con cierta entonación de reggaetonero.
Tal vez si pasara a su mundo las cosas serían distintas. Trato de hacerlo a veces cuando almorzamos. Para ella es burla cuando discurseo como predicador evangélico y mando a todo el mundo al infierno que es como mandar todo el mundo a la mierda.

La prima de mi mamá anda dos escalones más arriba. El otro día dijo –fuerte para que yo escuchara- que la Biblia indicaba en esos capítulos terminados en "senses" que escribió el apóstol Pablo -el Stephen King de la Biblia-, estaba escrito -lo dijo con solemnidad- todo lo que estaba ocurriendo ahora en el mundo. Ese cuento lo vengo escuchando desde los años 80, desde que tengo uso y razón. Lo dijo como gran cosa. Así como un KO. Yo los había leído antes aquello y los entendí como una manera de someter por miedo a los creyentes. Nada más. A nadie le gustaría morir quemado vivo.
Para mi mamá y mi tía el infierno está más presente que nunca. También el poder de Satanás, el maldito.
Dijo la tía –con la seguridad de una cleptómana- que Dios no tendría misericordia ni menos miraría a quienes en el minuto del juicio final querrían arrepentirse después de haberlo negado u haberlo ofendido, o haber cometido terribles crímenes como:... . Mi tía es pinochetista. Entonces Dios perdonará a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad. Mi tía como mi familia también simpatizan con la derecha. Aquello es otro tema, aunque da para un post completo –lo escribiré más adelante- sobre la ecuación neoliberal: obreros cristianos (supuestamente no te van a robar) + una inversión que no contradiga normas éticas y morales + compradores de la misma iglesia = negocio redondo. Y si el patrón abusa, simplemente lo tentó el diablo. Todo esto sería una Red de Empresarios Cristianos. Y existen.
La apostasía es tema para mi familia. Hay un par de versículos decidores sobre esto. Aquí van: En 2ª Tesalonicenses 2:3 leemos: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (el Señor) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición”
Cuando fue escrito aquello, ya decían que venían los últimos tiempos. Mi tía confirma los últimos tiempos cuando por la tele aparecen los casamientos homosexuales en Buenos Aires y otras cosas que nos trae la globalización. Ultimos tiempos es otro término para asustar. Pórtate bien, que viene Dios y te castigará. En este sentido Dios aparece como un malo, un castigador o un dictador.
El problema que los versículos que siguen en Tesalonicenses, sobre el concepto de apostasía, describen a un hombre de pecado –que podríamos contextualizar con el candidato de la derecha en Chile, Piñera-.
Veamos ¿Por qué?
En el versículo 2 se comienza a explicar por qué serán tiempos trabajados o peligrosos:
"Porque habrá hombres amadores de sí mismos". Ellos son idólatras, y el principal fetiche en su idolatría son ellos mismos. Ellos tienen un altar en su corazón donde se inclinan ante su propia figura.
Luego dice: «avaros». En otra versión dice así la frase completa: «Amadores de sí mismos y del dinero». En vez de ‘avaros’ dice ‘y del dinero’. ¿Conoce a alguno de éstos usted? Puede que tengan mucho, pero no se conforman con lo que tienen. Pese a su mucho dinero, no tienen paz, no hallan descanso. El dinero es para ellos un ídolo.
También dice que son vanagloriosos. Vanagloriosos, que buscan el aplauso, que buscan aparecer ante los demás. No aceptan sufrir, les gusta el placer, aman gozar de los deleites del pecado.
«Hombres soberbios», dice luego. Éstos no se inclinan ante nadie. Los soberbios son altivos, orgullosos; son duros. Su corazón es más duro que la piedra, es como el pedernal. Tocarlos a ellos es como tocar un vidrio. Se mantienen siempre muy erguidos aunque la vida los golpee. Pueden estar derrotados, pero siguen siendo soberbios. Pueden estar al borde de la muerte, pero siguen muy erguidos. Esos son los hombres de los postreros días, tanto los vanagloriosos como los soberbios.

see you in hell!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

BASTANTE CIERTO EL COMENTARIO...EL CONTROL SOCIAL ABUNDA EN LAS IGLESIAS CRISTIANAS, PERO LO LAMENTABLE ES QUE EN LAS CONGREGACIONES ENCUENTRAS TAN MALOS SENTIMIENTOS Y ACTITUDES COMO EN TODOS LOS LUGARES MUNDANOS...